La “cuna del voleibol” ganó su primer título de Primera División en 1986. Luego lo repitió en 1987 y 1989.

Estadio Alejandro Morera Soto. Los estudiantes de sétimo y octavo año del Liceo de Atenas fueron a disputar un partido contra el Instituto de Alajuela. Existía una rivalidad entre ambos colegios, pero ese día excedió cualquier disputa imaginable. Jugadores, funcionarios y padres de familia armaron una trifulca al final del partido a tal punto que la policía debió interceder para que los atenienses salieran del estadio.
Momentos antes, durante el partido, el asistente técnico Guido Alfaro había llevado a un muchacho al hospital producto de una lesión. El equipo de Atenas pasó a recogerlos, pero con ellos también llegaron los alajuelenses, que apedrearon el bus al punto de que los atenienses debieron irse sin recoger a sus compañeros. Las consecuencias fueron claras: no más fútbol en el Liceo de Atenas.
“A partir de eso le dije a la directora (Daisy Salas) que me apartaba del fútbol e iba a trabajar con hombres en voleibol”, relata Jorge Castro, mejor conocido como Macho Corella.
Inicios
Macho Corella se describe a sí mismo como “demasiado fiebre del fútbol”. Era volante, pero jugó como lateral en las reservas de Liga Deportiva Alajuelense. El club le pagaba 75 colones, que sumados a otros 35 que ganaba en un bingo de la Cruz Roja, le daban el dinero para pagarse los estudios de educación física en la universidad.
¿Por qué esa profesión? Debido a Guido Alfaro.
“Yo venía del bingo y lo encontré frente al parque. Le pregunté: -‘¿Qué vas a estudiar vos?’. Me dice: -‘Educación física’. Y me entra corriente a mí: -‘¿¡Adónde!? (...). Entonces Guido habló con la directora, fui con el maletincillo, hice el examen y me dijeron que me quedara de una vez”, cuenta Corella.
Tiempo después, Guido Alfaro tomó el equipo de voleibol femenino de Atenas y colocó a Macho como su asistente técnico. En ese momento coincidieron con la Comisión Reestructuradora de Voleibol, que impulsó la regionalización del deporte en Costa Rica y financió la capacitación de varios entrenadores en México con la venta de 600 pares de zapatos. Entre los elegidos, cómo no, Alfaro y Corella.

De esta manera, cuando el Liceo de Atenas desintegró su equipo de fútbol tras la bronca en Alajuela, Macho decidió formar un equipo masculino de voleibol. El primer paso: convertir a sus alumnos de futbolistas a voleibolistas.
De patito feo a gallos
“Estaba sentado al borde de un caño y pasa Macho y me dice: -‘Joaquín, ¿no te interesa jugar voleibol?’. -‘Diay yo no sé, pero puedo ir a intentar’. Mi hermana mayor jugaba con Guido Alfaro y me enseñó voleo y mano baja”, explicó Joaquín Arguedas, luego reconocido como mejor jugador de Centroamérica.
No obstante, aprender a volear un balón en lugar de patearlo no fue fácil. En palabras de Arguedas, Atenas era el “patito feo” de la fiesta. “Todo mundo nos ganaba y tras de eso nos llevaban a jugar contra equipos reconocidos como el Liceo Rodrigo Facio, Calasanz o Metodista. Nos ganaban muy fácilmente, los marcadores nos dolían, pero insistíamos. Ahí entra el dicho ‘persevera y vencerás”.
“Al principio nos daban por toda la madre, pero llegó un momento donde nosotros éramos los gallos”, agrega Corella. Y es que esa generación ateniense, comandada por Arguedas y Luis Sandoval (también exfutbolista) alcanzó los Juegos Deportivos Nacionales en 1982, donde quedaron campeones. En 1983, bicampeones. Y en 1984, tricampeones. El pueblo empezó a emocionarse: llenaban gimnasios, los seguían por todo el país, hacían filas de carros para recibirlos con cada triunfo… La oportunidad de ascender a Primera División no se hizo esperar.

La Asociación Costarricense de Voleibol (Ascovol) organizó una triangular entre Coronado, último lugar de la máxima categoría; Zopilotes, equipo subcampeón de Liga de Ascenso, y Atenas. El evento fue bastante discutido, pero Gerardo Esquivel, vicepresidente de Ascovol en aquel momento, señala que existía un artículo que permitía la participación del campeón de JDN. De una u otra forma, Atenas superó sus partidos con creces y ascendió por segunda vez en su historia a Primera División.
Primera División
El cantón había debutado en la máxima categoría en 1981 con otra generación de jugadores. “A nivel de títulos no fueron trascendentales, pero yo me iba a verlos entrenar y babeaba. Y si me decían: -‘Venga chiquillo, métase aquí’, yo dejaba que el bus se fuera con tal de jugar 10 minutos con ellos”, narra Luis Sandoval. “Les tengo muchísimo respeto, me parece que Atenas no les ha dado la posición que ellos merecían”, concluye.
En aquel equipo de 1981 figuraban Jorge Prado y Jorge Manuel González, que se incorporaron al conjunto de Macho Corella para aportar su experiencia. Sin embargo, el principal cambio se dio cuando el propio entrenador le cedió el equipo a Gerardo Esquivel. Cuando se le pregunta por qué, la respuesta es precisa: “porque él tenía más conocimiento”.
Esquivel formó parte de la Comisión Reestructuradora de Voleibol y Ascovol, también fue organizador de Juegos Colegiales y Escolares para el MEP y coordinador del voleibol en JDN. Tenía carrera como entrenador con La Salle, San Carlos y Sión. Y, por si fuera poco, era parte del staff de la FIVB para Centroamérica, Caribe y Venezuela.
“Me llamaron para entrenar al equipo, entonces renuncié como vicepresidente de Ascovol (lo dejaron como un administrador). Macho es un tipo fenomenal, pero siempre ha sido muy humilde y decía que no se sentía capacitado para Primera División, pero él ya había hecho todos esos jugadores. Yo sencillamente llegué a aplicar los conocimientos que he adquirido”, rememora Esquivel.

“En la inauguración de ese campeonato jugó Calasanz contra la UCR y nosotros estábamos viendo el partido. Cuando veníamos para la casa, la gente de la junta directiva estaba preocupada: ‘nos van a matar a estos chiquitos’. Y los demás equipos decían que los de Atenas éramos unos pollitos, pero les ganamos y la gente en la grada les hacía ‘pio, pio, pio’. Fue maravilloso”, agrega Sandoval.
Ese torneo de debut en 1985 fueron subcampeones contra el Calasanz. “Era un equipazo, la base de la selección nacional”, dice Sandoval. No obstante, el futuro les tenía mucho más preparado.

Campeones Nacionales
Aquel equipo de Atenas se describe como “carajos con coraje”, “muy compenetrados” y, sobre todo, por tener una defensa espectacular. “El contrario llegaba a cansarse porque ya no sabía por dónde darnos”, describe Corella.
Con esa identidad se tomaron la revancha contra Calasanz en la final de 1986. Fue el primer campeonato nacional que ganó Atenas, consolidado con una base de seis jugadores: Alexander Cordero y Alexander González (colocadores), Eladio Avilés y Fabio Vargas (puntas) y Joaquín Arguedas y Luis Sandoval (centrales), Edwin Delgado como primer cambio, Gerardo Esquivel como entrenador y Macho Corella de asistente técnico.
“Fue una gran fiesta, la gente nos reconocía y nos invitaba a comer. Hablar de voleibol en Atenas es como hablar de religión”, dice Arguedas. “Es que de verdad, nosotros vivimos la época dorada. Yo tomaba el bus en Río Grande para ir a la universidad, la gente se peleaba para pagar un pasaje, pero yo me montaba y me abrían un espacio con todo mundo hablando del equipo. Era una cosa lindísima”, complementa Sandoval.
Marcar una época
Al año siguiente (1987), Eladio Avilés, Alexander González, Jorge Prado y Jorge González se fueron, así como Gerardo Esquivel. “Yo dije que les iba a ayudar solo dos años porque para mí era incómodo viajar hasta Atenas”. Además, le ofrecieron un ambicioso proyecto con Canal 4, que en aquel entonces buscaba su primer Campeonato Nacional, que no conseguiría.
Entonces Macho Corella quedó con la dirección técnica y se incorporaron jugadores para paliar las salidas, entre ellos Rolando Ugalde, Víctor Sancho, José Leandro, Juan José Solís, Fabio Rodríguez, Felipe Rodríguez y José Gerardo González. También regresó Juan Gutiérrez, a quien dejaron fuera del equipo un año antes porque su situación socioeconómica le complicaba llegar a los entrenamientos. “Ese equipo del 87 es el mejor que ha tenido Atenas”, afirma Sandoval.
Con esa competencia interna, Atenas se vio las caras una vez más contra Calasanz en la final. Esta vez, Luis Sandoval se quebró el tobillo y apareció un héroe inesperado en Juan Gutiérrez. “Se jugó el partido de su vida, y yo dentro de todo me sentí tan contento por él. Fue un premio que le dio la vida”, reconoce conmovido Sandoval.

Atenas fue bicampeón con esta alineación: José Gerardo González y José Leandro (colocadores), Fabio Vargas y Rolando Ugalde (puntas) y Luis Sandoval y Joaquín Arguedas (centrales), con Víctor Sancho, Juan José Solís y Juan Gutiérrez como variantes principales.
“Era un equipo potente, muy bien entrenado por Macho Corella, con una condición física fuertísima. Fueron finales con el Gimnasio Nacional lleno, esos partidos eran tan cerrados que duraban tres o cuatro horas, sin exagerar, porque en ese momento solo contaban los puntos con el saque”, recuerda Álvaro Fonseca, figura del Calasanz.
A pesar de eso, muchos jugadores buscaron becas universitarias o la oportunidad de ser titulares en otros equipos. Atenas afrontó una desbandada que los debilitó en 1988, año en que Miramar los eliminó en semifinales. “Jugadores muy altos, fueron mejores que nosotros”, reconoce Arguedas.
Pero en 1989 volvieron a aprovechar la cantera de JDN. Entre las llegadas estuvieron Ronald Valle, Juan Carlos Espinoza, Alonso Calderón, Orlando Chaves, Ricardo Solera y Eddy Alfaro. La alineación estelar fue con Valle (colocador), Espinoza y Rolando Ugalde (puntas), Víctor Sancho y Joaquín Arguedas (centrales) y Luis Sandoval (opuesto), aún entrenados por Macho Corella.
La final contra Belén dio paso a una rivalidad en Primera División que hasta la fecha es de las más distinguidas del país. Los belemitas ganaron el primer partido. “El entrenamiento siguiente se hizo un vacilón. Jugamos baloncesto, fútbol… luego retomamos la final y la ganamos 2 a 1. Fue para distraer la mente y no estar tan saturados para los partidos”, cuenta Arguedas.
Final de una época
En 1990 se repitió la historia: jugadores se fueron buscando nuevas oportunidades y Atenas debió renovarse, con la diferencia de que Belén se fortaleció todavía más bajo el mando de Luis Castro y Mauricio Prado. “Mauricio era entrenador de la selección y de Belén, entonces además de tener excelentes jugadores, se reforzaba con jugadores de otros cantones”, menciona Sandoval.
Ese año la final no se disputó. Los conflictos entre la Ascovol y la recién formada Federación Costarricense de Voleibol (Fecovol) dividieron a los equipos. Belén no se presentó a la convocatoria de Ascovol, mientras Atenas tampoco acudió al llamado de Fecovol, que para ese momento ya tenía la representación oficial, de forma tal que se proclamó a los belemitas campeones nacionales.
A partir de ahí, Belén ganó las finales de 1991 y 1993 ante Atenas. Un poco antes, Macho Corella dejó el equipo para entrenar a Miramar, donde salió campeón en 1992. “Ya en Atenas había cumplido un ciclo y me estaban haciendo una propuesta en un lugar donde tenía relación, porque mi mamá es de por ahí. Yo casi que quise probar qué tal era como entrenador”, explica.
El siguiente Campeonato Nacional llegaría hasta el año 2000 en convenio con la Ulacit. Con los años Atenas se convertiría en el equipo más ganador del país; no obstante, el primer paso se forjó un día en Alajuela, cuando un “fiebre por el fútbol” decidió crear un equipo de voleibol.
Punto de Partida agradece a Luis Sandoval, Joaquín Arguedas, Jorge Castro "Macho Corella", Gerardo Esquivel, Mauricio Prado, Víctor Sancho y Álvaro Fonseca por la información brindada.
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